Carta Viajera - OCTUBRE - 2023
Sobre retrasos, cartas de viento y despedidas
Pues sí, empecemos reconociendo lo evidente. Esta carta de Octubre llega más bien tarde. Pero estas cosas ocurren, cartas que se pierden y nunca llegan, otras que se extravían y acaban llegando con retraso cuando uno se había olvidado de su existencia. Acostumbrados a la inmediatez, atrás quedan los tiempos en los que una carta escrita en Cádiz podía tardar un año y medio en llegar a La Habana.
Pues bien, el motivo del retraso no es otro que un nuevo trabajo. Sorpresas de la vida, aquel trabajo que no me dieron (el que os compartía en la carta de julio)…al final me lo dieron. Así que me encuentro agradecida y ¡ocupada!
El mundo de la navegación y los cruceros eran absolutamente desconocidos para mí hasta hace poco, pero ahora me encargo de representar en México a una compañía de veleros que se llama Star Clippers. Sus barcos viajan por el Caribe, el Mediterráneo y también realizan rutas transoceánicas y recorridos por el Canal de Panamá y el Canal de Suez.
La imaginación es poderosa pero jamás habría llegado a soñar con esta posibilidad. ¿No es maravilloso? Quería dejarme sorprender y la vida me ha sorprendido.
Estos increíbles barcos son recreaciones modernas de los clásicos clippers, los barcos que dominaron los mares durante el siglo XIX en la época dorada de la navegación. Los clippers americanos traían té desde China hasta Nueva York, y tristemente también estuvieron involucrados en el contrabando de opio al país asiático. Fueron barcos tremendamente veloces, llegando a reducir la distancia de Cantón a Nueva York de 160 días a 100 días. Una auténtica proeza.
Hoy en día los barcos de Star Clippers siguen diseñando sus rutas utilizando cartas de viento y navegan a vela el 80% del tiempo. ¿Cómo será ver a estos gigantes del mar siendo guiados por el viento? Los imagino volando sobre el mar azul con sus velas blancas izadas y danzando al ritmo de los vientos…
Tengo un deseo: escribir la última carta de este año desde uno de estos barcos.
Subir al mástil, contemplar el horizonte azul e infinito, sentir el viento en mis mejillas y el salitre en la piel. Dejar que el olor del mar inunde cada una de mis células. Sentirme pequeña y poderosa al mismo tiempo.
Cerrar entonces los ojos.
Despedirme del 2023.
Lo bueno y lo malo, dejarlo ir.
Simplemente, seguir navegando.
‘No hay viento favorable para quien no sabe dónde va'
– Séneca
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